Sandra
Heredia

Concejala

Sandra Heredia nació en Córdoba y desde 2009 vive en Sevilla, donde se desplazó para trabajar durante un año, y allí sigue. En las próximas elecciones municipales 2023 va como candidata a la alcaldía de Sevilla.

Su familia de origen

Los tengo cerca, al fin y al cabo de Sevilla a Córdoba solo hay una horita, o 45 minutos si voy en tren. Tengo el privilegio de haber salido fuera y que mi familia siga estando cerca”.

Sandra viene de una familia trabajadora; su madre trabajaba en casa y cuando los hijos fueron un poco más grandes, tuvo un pequeño negocio. Su padre es orfebre. “Como buen cordobés es platero desde niño, orfebre, muy trabajador y ya a punto de jubilarse aunque de momento sigue trabajando”.

Son dos hermanos, el mayor y ella. Su padre, autónomo, siempre quiso que tanto Sandra como su hermano estudiaran. Ella le recuerda diciéndoles: “Yo lo que quiero es que cuando llegue fin de mes, sepáis que vais a cobrar vuestro sueldo”.

Sandra fue la primera de su familia que fue a la universidad, algo de lo que a día de hoy se sigue alegrando. Lo recuerda como un cambio y una sorpresa dentro de su familia. Y se siente orgullosa de haber abierto camino para los que vienen detrás, a sus primas más pequeñas y a su sobrina, que hoy también van a la universidad.

“Yo he dado muchas vueltas.… Estudié empresariales y turismo, que ahora es doble grado pero entonces era una diplomatura. Aunque en realidad yo quería ser periodista, para moverme, viajar y conocer mundo… Finalmente, ir a la universidad sí, pero marcharme fuera de mi ciudad para estudiar, era más complicado… Al final terminé mi carrera y acabé trabajando en un hotel enfrente de mi casa -comenta entre risas-, así que muy lejos no me fui…”.

Sandra siempre ha estado muy involucrada en el activismo social, estudiantil, sindical; desde el principio militando en el sindicato andaluz de trabajadores. Y sus amigas, que trabajaban en el ámbito social como trabajadoras sociales y psicólogas, al ver que ella hacía mucho voluntariado y tenía interés en temas sociales, le animaron a formarse en algo más específico para poder cambiar de sector.

“Entonces hice los antiguos FP, formación profesional de orientadora laboral, y ahí fue cuando pude dar el paso: me llamaron para trabajar aquí en Sevilla, en la Federación de Mujeres Gitanas”.

Se trataba de un proyecto europeo de inserción laboral con mujeres gitanas. Y ya viviendo en Sevilla siguió formándose: hizo el posgrado, el máster de sociología y ciencias políticas. Y a los dos años hizo otro posgrado, de estudio de género, “con lo cual me centré más en la vertiente de sociología y estudios de género”.

Comenzó a hacer el doctorado, pero lo dejó cuando empezó en la política institucional, y desde entonces ha estado trabajando en programas de inserción y ha desarrollado programas europeos relacionados con el pueblo gitano. “La verdad es que en todo eso sí que me sirvió el haber estudiado turismo y el controlar idiomas, sobre todo para conocer todo el espectro de relaciones europeas en cuestiones gitanas”. 

Eso le permitió participar en muchas redes, conocer muchas personas gitanas de otros países… Todo ello le fue enriqueciendo mucho, y entró en la política institucional en 2019 pensando que desde ahí se pueden conseguir cosas, aunque sea desde la oposición.

Sandra se recuerda estando siempre en movimientos sociales; ha ido también varias veces en listas electorales y desde 2019 es concejala en el ayuntamiento de Sevilla, trabajo que combina con un segundo proyecto con niñas y mujeres gitanas para la Universidad de Sevilla; y en el momento de esta entrevista está dedicada también a un tercer proyecto: su propia campaña como candidata a la alcaldía de Sevilla por el partido Adelante Andalucía.

El mandato acaba en mayo de 2023, y ella espera poder renovar y seguir con su profesión.

Su vida familiar actualmente:

Para nosotros, los gitanos, estoy casada. Pero legalmente no, vivo con mi pareja y de momento no tengo niños, aunque ya voy un poco tarde, pero bueno…”.

El marido de Sandra es también gitano. “Él es de origen malagueño aunque nació en Marsella. Por tanto es francés, de origen andaluz, y criado en Marsella. Y ahora vive aquí conmigo, en Sevilla”.

¿Ha tenido problemas o dificultades por ser gitana?

“Cuando empecé a estudiar, en mi familia había una mezcla de todo, de sorpresa positiva como orgullo, pero también negativa, de miedo… Pero me siento muy orgullosa de haber estado siempre reforzada por mi familia y por mi entorno.

Yo siempre lo digo: lo que yo he vivido no es muy diferente a amigas mías que eran gitanas y que también para ellas era la primera vez que alguien de su familia iba a la universidad”.

Sandra recuerda el desconocimiento que ella tenía de la universidad por la falta de referentes: “no es lo mismo cuando tienes universitarios dentro de tu familia, que tener que ir descubriendo sola cómo va todo eso… Pero es verdad que siempre me he sentido muy apoyada, siempre he sentido que mi familia se sentía muy orgullosa de mí y de todos mis logros. Y eso es importante”. 

Problemas por el hecho de ser gitana, como tal, no recuerda haber tenido en la universidad. “No he tenido episodios de antigitanismo, aunque eso siempre está presente… Pero sí que es cierto que al final siempre tienes que aguantar los comentarios, las suspicacias… En este sentido yo recuerdo que lo que me marcó y me cambió el chip fue un episodio en el Instituto; que finalmente fue una tontería… Era una profesora de lengua castellana, que hablando en clase sobre los refranes, el primer ejemplo que puso fue -los gitanos, si no te la dan a la entrada te la dan a la salida-. Entonces, toda la clase me miró, esperando que yo saltara. Y yo al principio me quedé como bloqueada, pero de repente salté y salté demasiado fuerte. Entonces me expulsaron de clase. Y yo sentía la rabia de pensar: si esta mujer ha dicho una burrada y yo le estoy contestando, ¿por qué encima me expulsan a mí de la clase?”

No lo recuerda como un episodio demasiado grave, pero sí que le hizo reflexionar y tomar conciencia. “Porque yo, al final, siempre he estado en el activismo social sabiendo mi origen. He estado en el mundo sindical, y en el movimiento estudiantil, y eso te hace decirte: yo, por ser quien soy, tengo, entre comillas, el deber de reivindicar, de visibilizar las cuestiones que nos oprimen, por ser gitana y también por ser mujer”. 

Es verdad que en el mundo profesional he tenido la suerte de trabajar para los míos y con los míos. Y en el mundo de la política también, aunque no dejas de ser un elemento exótico. No dentro de mi organización política, porque eso está como muy claro, pero dentro del pleno, de la corporación, parece que eres como la graciosa, la exótica, la rara… por ser gitana. Comentarios como -“es que aquí nunca ha habido una concejala gitana…-” Y yo digo, bueno, pues siempre tiene que haber una primera vez… a gente se lo toma como algo de folclore… y no tiene por qué. Tampoco tenemos que ir con el cartel de: “Hola, soy Sandra, soy gitana".

Pero sí que se ha encontrado con comentarios del tipo “-Tú con la formación que tienes, ¿y eres gitana?- Perdona, pero qué es lo que pretendes decir, o qué es lo que esperas de nosotras…” 

Aunque yo no he tenido episodios graves más allá de lo que todas hemos vivido, de ir con tus primas a una discoteca y que no te dejan entrar… O entrar a una tienda y que vayan detrás de ti… En fin, eso por desgracia es común. Y no debería de serlo”. Comenta Sandra que esas situaciones se siguen dando, que sigue pasando. “Es increíble que todavía te lleguen muchas que dicen que han ido a un centro comercial y las han perseguido. Y les han hecho abrir el bolso sin llevar nada. Bastante desagradable. Y sigue ocurriendo, vaya”.  

De qué se siente Sandra más orgullosa

“Pues es complicado… Además yo creo que a las mujeres nos cuesta más responder a esta pregunta… Me siento muy orgullosa de poder llevar a más sitios las reivindicaciones de la mujer gitana. O que se nos escuche en espacios en donde nunca se ha hablado de esto. Y donde la gente desconoce totalmente lo que vivimos y la situación de racismo estructural que aún existe”.

De todo lo que ha conseguido, nos dice Sandra, de lo que se siente más orgullosa es de tener voz, de saber que lo que diga o haga va a ser efectivo.

¿Cómo ves el futuro de la mujer gitana?

“La verdad es que bastante prometedor, tú ves a las de mi edad pero ya antes ha habido muchas mujeres que han abierto camino…

Comenta que ahora se ven muchas más mujeres que están ocupando puestos de responsabilidad, puestos de poder, están realizando estudios universitarios… “Al final te encuentras mujeres que están intentando abrirse camino, y visibilizar y ocupar espacios donde antes no los teníamos. No te hablo solamente dentro del mundo gitano sino en general, de toda la sociedad. Yo creo que es muy esperanzador y muy inspirador, porque antes éramos cuatro locas, entre comillas”.

¿Todo esto crea rechazo dentro del mundo gitano, o al menos entre los hombres?

“No mucho más allá que dentro del mundo de hombres no gitano. Porque al final es como que a nosotros, a los gitanos, se nos tacha más de ser un mundo más machista… Pero es lo que a veces le digo a la gente: no me había yo enterado de que el patriarcado había acabado para toda la sociedad, y que solo nos hemos quedado machistas nosotros... 

Todavía cuesta mucho, en la sociedad en general, en el sitio donde trabajas, a tus compañeros, a tu pareja… Si hay una mujer que ocupa una posición que un hombre no ocupa, pues eso siempre resulta molesto y crea rechazo… Pero en realidad, en el mundo gitano no existe un machismo mayor que en el resto de la sociedad”. 

Al final de nuestra charla Sandra está llegando en coche a las 3.000 viviendas, donde va a tener un encuentro con las mujeres gitanas del barrio y con otras mujeres de Pamplona que han bajado a Sevilla para este encuentro. Los próximos días, nos comenta, tendrá muchas entrevistas, debates, eventos dentro de su campaña como candidata a la alcaldía de Sevilla.

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Sandra Heredia

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Concejala

Sandra Heredia nació en Córdoba y desde 2009 vive en Sevilla, donde se desplazó para trabajar durante un año, y allí sigue. En las próximas elecciones municipales 2023 va como candidata a la alcaldía de Sevilla.

Su familia de origen

Los tengo cerca, al fin y al cabo de Sevilla a Córdoba solo hay una horita, o 45 minutos si voy en tren. Tengo el privilegio de haber salido fuera y que mi familia siga estando cerca”.

Sandra viene de una familia trabajadora; su madre trabajaba en casa y cuando los hijos fueron un poco más grandes, tuvo un pequeño negocio. Su padre es orfebre. “Como buen cordobés es platero desde niño, orfebre, muy trabajador y ya a punto de jubilarse aunque de momento sigue trabajando”.

Son dos hermanos, el mayor y ella. Su padre, autónomo, siempre quiso que tanto Sandra como su hermano estudiaran. Ella le recuerda diciéndoles: “Yo lo que quiero es que cuando llegue fin de mes, sepáis que vais a cobrar vuestro sueldo”.

Sandra fue la primera de su familia que fue a la universidad, algo de lo que a día de hoy se sigue alegrando. Lo recuerda como un cambio y una sorpresa dentro de su familia. Y se siente orgullosa de haber abierto camino para los que vienen detrás, a sus primas más pequeñas y a su sobrina, que hoy también van a la universidad.

“Yo he dado muchas vueltas.… Estudié empresariales y turismo, que ahora es doble grado pero entonces era una diplomatura. Aunque en realidad yo quería ser periodista, para moverme, viajar y conocer mundo… Finalmente, ir a la universidad sí, pero marcharme fuera de mi ciudad para estudiar, era más complicado… Al final terminé mi carrera y acabé trabajando en un hotel enfrente de mi casa -comenta entre risas-, así que muy lejos no me fui…”.

Sandra siempre ha estado muy involucrada en el activismo social, estudiantil, sindical; desde el principio militando en el sindicato andaluz de trabajadores. Y sus amigas, que trabajaban en el ámbito social como trabajadoras sociales y psicólogas, al ver que ella hacía mucho voluntariado y tenía interés en temas sociales, le animaron a formarse en algo más específico para poder cambiar de sector.

“Entonces hice los antiguos FP, formación profesional de orientadora laboral, y ahí fue cuando pude dar el paso: me llamaron para trabajar aquí en Sevilla, en la Federación de Mujeres Gitanas”.

Se trataba de un proyecto europeo de inserción laboral con mujeres gitanas. Y ya viviendo en Sevilla siguió formándose: hizo el posgrado, el máster de sociología y ciencias políticas. Y a los dos años hizo otro posgrado, de estudio de género, “con lo cual me centré más en la vertiente de sociología y estudios de género”.

Comenzó a hacer el doctorado, pero lo dejó cuando empezó en la política institucional, y desde entonces ha estado trabajando en programas de inserción y ha desarrollado programas europeos relacionados con el pueblo gitano. “La verdad es que en todo eso sí que me sirvió el haber estudiado turismo y el controlar idiomas, sobre todo para conocer todo el espectro de relaciones europeas en cuestiones gitanas”. 

Eso le permitió participar en muchas redes, conocer muchas personas gitanas de otros países… Todo ello le fue enriqueciendo mucho, y entró en la política institucional en 2019 pensando que desde ahí se pueden conseguir cosas, aunque sea desde la oposición.

Sandra se recuerda estando siempre en movimientos sociales; ha ido también varias veces en listas electorales y desde 2019 es concejala en el ayuntamiento de Sevilla, trabajo que combina con un segundo proyecto con niñas y mujeres gitanas para la Universidad de Sevilla; y en el momento de esta entrevista está dedicada también a un tercer proyecto: su propia campaña como candidata a la alcaldía de Sevilla por el partido Adelante Andalucía.

El mandato acaba en mayo de 2023, y ella espera poder renovar y seguir con su profesión.

Su vida familiar actualmente:

Para nosotros, los gitanos, estoy casada. Pero legalmente no, vivo con mi pareja y de momento no tengo niños, aunque ya voy un poco tarde, pero bueno…”.

El marido de Sandra es también gitano. “Él es de origen malagueño aunque nació en Marsella. Por tanto es francés, de origen andaluz, y criado en Marsella. Y ahora vive aquí conmigo, en Sevilla”.

¿Ha tenido problemas o dificultades por ser gitana?

“Cuando empecé a estudiar, en mi familia había una mezcla de todo, de sorpresa positiva como orgullo, pero también negativa, de miedo… Pero me siento muy orgullosa de haber estado siempre reforzada por mi familia y por mi entorno.

Yo siempre lo digo: lo que yo he vivido no es muy diferente a amigas mías que eran gitanas y que también para ellas era la primera vez que alguien de su familia iba a la universidad”.

Sandra recuerda el desconocimiento que ella tenía de la universidad por la falta de referentes: “no es lo mismo cuando tienes universitarios dentro de tu familia, que tener que ir descubriendo sola cómo va todo eso… Pero es verdad que siempre me he sentido muy apoyada, siempre he sentido que mi familia se sentía muy orgullosa de mí y de todos mis logros. Y eso es importante”. 

Problemas por el hecho de ser gitana, como tal, no recuerda haber tenido en la universidad. “No he tenido episodios de antigitanismo, aunque eso siempre está presente… Pero sí que es cierto que al final siempre tienes que aguantar los comentarios, las suspicacias… En este sentido yo recuerdo que lo que me marcó y me cambió el chip fue un episodio en el Instituto; que finalmente fue una tontería… Era una profesora de lengua castellana, que hablando en clase sobre los refranes, el primer ejemplo que puso fue -los gitanos, si no te la dan a la entrada te la dan a la salida-. Entonces, toda la clase me miró, esperando que yo saltara. Y yo al principio me quedé como bloqueada, pero de repente salté y salté demasiado fuerte. Entonces me expulsaron de clase. Y yo sentía la rabia de pensar: si esta mujer ha dicho una burrada y yo le estoy contestando, ¿por qué encima me expulsan a mí de la clase?”

No lo recuerda como un episodio demasiado grave, pero sí que le hizo reflexionar y tomar conciencia. “Porque yo, al final, siempre he estado en el activismo social sabiendo mi origen. He estado en el mundo sindical, y en el movimiento estudiantil, y eso te hace decirte: yo, por ser quien soy, tengo, entre comillas, el deber de reivindicar, de visibilizar las cuestiones que nos oprimen, por ser gitana y también por ser mujer”. 

Es verdad que en el mundo profesional he tenido la suerte de trabajar para los míos y con los míos. Y en el mundo de la política también, aunque no dejas de ser un elemento exótico. No dentro de mi organización política, porque eso está como muy claro, pero dentro del pleno, de la corporación, parece que eres como la graciosa, la exótica, la rara… por ser gitana. Comentarios como -“es que aquí nunca ha habido una concejala gitana…-” Y yo digo, bueno, pues siempre tiene que haber una primera vez… a gente se lo toma como algo de folclore… y no tiene por qué. Tampoco tenemos que ir con el cartel de: “Hola, soy Sandra, soy gitana".

Pero sí que se ha encontrado con comentarios del tipo “-Tú con la formación que tienes, ¿y eres gitana?- Perdona, pero qué es lo que pretendes decir, o qué es lo que esperas de nosotras…” 

Aunque yo no he tenido episodios graves más allá de lo que todas hemos vivido, de ir con tus primas a una discoteca y que no te dejan entrar… O entrar a una tienda y que vayan detrás de ti… En fin, eso por desgracia es común. Y no debería de serlo”. Comenta Sandra que esas situaciones se siguen dando, que sigue pasando. “Es increíble que todavía te lleguen muchas que dicen que han ido a un centro comercial y las han perseguido. Y les han hecho abrir el bolso sin llevar nada. Bastante desagradable. Y sigue ocurriendo, vaya”.  

De qué se siente Sandra más orgullosa

“Pues es complicado… Además yo creo que a las mujeres nos cuesta más responder a esta pregunta… Me siento muy orgullosa de poder llevar a más sitios las reivindicaciones de la mujer gitana. O que se nos escuche en espacios en donde nunca se ha hablado de esto. Y donde la gente desconoce totalmente lo que vivimos y la situación de racismo estructural que aún existe”.

De todo lo que ha conseguido, nos dice Sandra, de lo que se siente más orgullosa es de tener voz, de saber que lo que diga o haga va a ser efectivo.

¿Cómo ves el futuro de la mujer gitana?

“La verdad es que bastante prometedor, tú ves a las de mi edad pero ya antes ha habido muchas mujeres que han abierto camino…

Comenta que ahora se ven muchas más mujeres que están ocupando puestos de responsabilidad, puestos de poder, están realizando estudios universitarios… “Al final te encuentras mujeres que están intentando abrirse camino, y visibilizar y ocupar espacios donde antes no los teníamos. No te hablo solamente dentro del mundo gitano sino en general, de toda la sociedad. Yo creo que es muy esperanzador y muy inspirador, porque antes éramos cuatro locas, entre comillas”.

¿Todo esto crea rechazo dentro del mundo gitano, o al menos entre los hombres?

“No mucho más allá que dentro del mundo de hombres no gitano. Porque al final es como que a nosotros, a los gitanos, se nos tacha más de ser un mundo más machista… Pero es lo que a veces le digo a la gente: no me había yo enterado de que el patriarcado había acabado para toda la sociedad, y que solo nos hemos quedado machistas nosotros... 

Todavía cuesta mucho, en la sociedad en general, en el sitio donde trabajas, a tus compañeros, a tu pareja… Si hay una mujer que ocupa una posición que un hombre no ocupa, pues eso siempre resulta molesto y crea rechazo… Pero en realidad, en el mundo gitano no existe un machismo mayor que en el resto de la sociedad”. 

Al final de nuestra charla Sandra está llegando en coche a las 3.000 viviendas, donde va a tener un encuentro con las mujeres gitanas del barrio y con otras mujeres de Pamplona que han bajado a Sevilla para este encuentro. Los próximos días, nos comenta, tendrá muchas entrevistas, debates, eventos dentro de su campaña como candidata a la alcaldía de Sevilla.

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